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Obsesiones y compulsiones

Las obsesiones son pensamientos, generalmente de contenido desagradable para la persona que las padece, que se repiten incesantemente pese a que ésta ponga toda su voluntad en no albergar dichos pensamientos. ¿O quizás sería más preciso decir que se repiten incesantemente precisamente porque la persona pone toda su voluntad en ello? Entonces las obsesiones son, más bien, el resultado de la lucha interna frente a unos pensamientos, imágenes o impulsos que la persona vive como ajenos a ella y por completo carentes de sentido. Pues bien, desde mi experiencia de más de catorce años trabajando con personas que habían visto su calidad de vida muy deteriorada por las obsesiones, pienso que la mejor manera de enfocar su tratamiento radica en ayudar a la persona a modificar esta perspectiva y que pueda entender que esos pensamientos no le son tan ajenos, que algo tienen que ver con su vida emocional y, a partir de ahí, tramitar dichas emociones de una manera no obsesiva.
Pongo un ejemplo: alguien a quien “le venga” el pensamiento de dañar a una persona querida puede preguntarse, por ejemplo, “¿qué problemas tengo con esta persona?”, lo que no implica que no se la quiera; bien es sabido que la mayor parte de los conflictos interpersonales surgen precisamente con los seres queridos.
Por su parte, las compulsiones son procedimientos, a veces dotados de un carácter mágico, destinados a lograr la certeza de que algo (indeseable) no va a suceder o de que algo (deseable) va a suceder, no pudiendo evitar la persona su realización, a veces sumamente penosa, por la angustia que conlleva sentir que ese algo va a suceder (o a no suceder). Una posibilidad, aunque hay otras, es que las compulsiones sirvan al fin de neutralizar, de alguna manera, las obsesiones. Por mi parte, desaconsejo los tratamientos destinados a erradicar sin más una compulsión, por molesta que sea. Esto supone no tener en cuenta que la compulsión está desempeñando una función para el sujeto. El tratamiento debe identificar ese algo deseable o indeseable a que me refería y ayudar a la persona a perseguir ese fin de una manera no compulsiva, es decir, fortaleciéndola para que pueda afrontar la vida sin la necesidad de tanta certeza. ¿Y cómo se consigue esto? Rebajando la angustia asociada.