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Sobre la depresión

La depresión es un estado emocional que forma parte del repertorio afectivo de todos los seres humanos (y de algunos animales). Es decir, todos, bajo unas determinadas condiciones, específicas para cada individuo, nos deprimimos. Aquí, al hablar de condiciones, me refiero a una combinación de factores externos e internos: a sucesos (pasados, presentes o futuros) de la realidad externa que son asimilados desde perspectivas internas.
¿Cuáles son las condiciones que generan un estado de depresión? Indudablemente, son innumerables las situaciones externas y varios los caminos internos que conducen a estar deprimido, pero todos ellos convergen en un punto: llevan a la persona a sentirse impotente y desesperanzada para la realización de un deseo de la máxima importancia. En coherencia con lo que vengo diciendo, la psicoterapia de la depresión que creo más eficaz debe integrar, de alguna manera, la identificación de las condiciones concretas que conducen a la persona a estar deprimida. La comprensión de estas condiciones incluirá respuestas a las siguientes preguntas: ¿Qué tipo de deseo vive la persona como irrealizable? ¿Por qué cree y siente que es irrealizable? ¿Por qué es de la máxima importancia?
Posteriormente, sobre la base de esta comprensión, será más factible modificar algún aspecto de las condiciones en las que se sostiene la depresión. Pongo un ejemplo para ilustrar la importancia de concretar las condiciones específicas de cada caso individual para llevar a cabo una acción terapéutica eficaz: Si alguien está deprimido porque está envejeciendo y con ello ve irrealizable el deseo (prioritario para esta persona) de tener una determinada imagen corporal, la propia de la juventud, saldrá de la depresión si sustituye ese deseo por uno que no sea imposible. En cambio, si una persona está deprimida porque cree que nunca tendrá pareja, la terapéutica no consistirá aquí, con toda probabilidad, en la sustitución del deseo, sino en poner los medios para su cumplimiento, empezando por ayudar a la persona a modificar la creencia en la irrealizabilidad del deseo, en este caso que nunca tendrá pareja.